Día dos de mi regreso al destino que no tengo muy claro si quise o quiero pisar el andén que me separan de tus brazos.
Porque me he agarrado fuerte.
Y está vez creo que no voy a soltarme
De mi.
Y tu que corres,
o deseas correrte en mi vientre.
Nunca has corrido lo suficiente para alcanzarme.
Y yo nunca he pensado lo suficiente cuando me distancio.
Cuando noto como el filo del invierno me roza en la historia de mi preciado verano a mediados de Agosto.
Pero tu sigues lejos,
y yo no se de qué manera arrancarme la piel.
Sólo observo por la ventana lo que mis ojos no quieren ver,
sólo veo a lo lejos lo que mis manos quieren tocar,
pero no pueden ya que están atadas.
Y alguna vez pensé en liberarme cuando eran las 8 en un reloj que se paró escuchando a Marea desde el auricular de un desconocido,
otras pensé en las maneras de devorarte
y de quitarte esa camiseta recorriéndote desde tu cintura hasta tu cuello.
Pero no puedo mover mis manos,
todavía.
Porque me has pillado con los ojos fijos en ti y sigo quieta esperando a que me acerques a ti.
Pero parece que sólo me alejo cuando no me miras de reojo.
Y yo sigo presa en mi cárcel de carne y hueso con el alma desordenada y los pensamientos desparramados por un suelo que nunca podría describir.
Intentando indigar cómo cojones noto que mi final lo ha escrito una desconocida,
que es algo que no me imaginaba ni en mi rutina más remota.
Cómo he acabado conociéndome y desconociéndome tan rápido
Y creyéndome alguien especial,
pero sólo formo parte de la nada,
y de tu nada pretendiendo ser algo.
Ojalá pudiera decirte con palabras que no fueran de este texto lo que me aterra perdernos.
El problema es que hace mucho que yo estoy perdida y sin posibilidad de huída cuando me han abierto la puerta.
Yo sólo he querido quedarme,
y no sé qué quiero
No estoy segura a día de hoy de nada,
ni tengo ganas.
Y pierdo el aliento cuando mi cabeza me bombardea,
pero hay personas que hacen de mi oscuridad un amanecer.
Aunque vuelva a viajar,
aunque pierda y sienta que mi camino ha llegado a su fin.
Cuando he tocado fondo y he atravesado el subsuelo,
me han tendido su mano.
Y creo que en esos momentos son en los que verdaderamente he aprendido a respirar.
A pesar de que a veces dé más de lo que reciba,
y sienta que nunca me van a querer con tanta fuerza como lo hicieron tiempo atrás.
Tengo manos que consiento que me acaricien el cuerpo y me susurren que no me sueltan.
Sin embargo, siempre acabo burlándome del agarre de terceros y me ato a mis propias cadenas.
Sólo son ideas, pensamientos, más bien palabras que quedan en el aire y que alguien los recoge y los pone por escrito. Nos transportan durante unos pocos minutos a lo que parece un nuevo mundo. Bienvenidos a mi blog. Pd: tengo twitter--- @empty_of_ideas Gracias por leerme.
martes, 5 de septiembre de 2017
II
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)