jueves, 27 de agosto de 2015

A mi hermana perdida, mi mejor amiga

Estaba asustada, realmente lo estaba, en aquellos momentos me refugiaba en mi mente. Parecía una puta lunática haciéndolo, pero sólo me relajaba recordar los momentos en los que las cosas iban mejor, porque era imposible que las cosas tan sólo fueran hacia abajo. Y allí me encontraba, en mi pequeña biblioteca, la que todos poseemos pero en la que pocos se adentran. 
Los recuerdos bombardeaban mi cabeza, los nudos en el estomago aparecían producidos por los malos momentos, las risas desmesuradas en los buenos. Era un festival de sentimientos.
Y supongo que en los momentos de debilidad me refugiaba allí, ya que no solía encontrar a personas que me entendiesen. No se, le daba relevancia a los temas de menos rigor e irrelevancia a los temas prioritarios. Con lo cual, la mayoría de la gente se reía de ellos y a mi me hacían gracia los suyos.
Hasta que llega alguien que te escucha, a veces no hace falta la comprensión (no en su totalidad claro). Que te dice que te calmes, que respires y frenes, que si no frenas te acabaras pegando la ostia de tu vida. Así que empieza a reaccionar, a disfrutar de las vistas, de los pequeños detalles y de la esencia que estos contienen.
Joder, personas que te escuchen de verdad, hay pocas, cuesta sacarse de encima a los que meten mierda o los que están por interés, a veces cuesta diferenciar incluso a las personas que valen la pena y las que no.
Y es bonito, es bonito encontrar a una persona que valga la pena, que os podáis contar mil cosas, las peores incluso, y que sepas que va a seguir ahí, porque es lo que más claro tienes hasta la fecha. Mirar al futuro y ver como personas que ni te importan, son reemplazas por otras, pero ver a una que seguirá allí, como una hermana perdida. Es jodidamente perfecto porque como dice charles bukowski en las primeras páginas de "se busca una mujer", "las cosas sólo pueden tener siginificado cuando existe algún sentimiento entre los participantes" mierda, y vaya que si tienen significado.

jueves, 13 de agosto de 2015

Alguien como tú y no tú como alguien

He apostado, he apostado por personas a quienes no les dejarías ni un misero céntimo. Y lógicamente he perdido. Puta defensora de las causas perdidas, confías más en el demonio que en ti misma.
Me han pisoteado, me han dicho palabras que jamás pensé oír.
He sufrido.
Me he sentido sola, he sentido la soledad dentro de un grupo de personas, he notado que no encajaba, que sobraba.
He hecho amigos, los he perdido.
He besado bocas, bocas sin alma, lenguas que no me decían nada. "Te quieros" que no me hacían cosquillas en el estomago.
También deseé despedidas, lloré con otras tantas.
No me considero insensible, sino todo lo contrario.
Valoro a las personas que comparten mis días. Las cuales me hacen sentir que sigo ahí, que hacen mi tiempo oro y no el oro como unidad de tiempo.
Y es que, si tuviera que resumir la vida en un texto diría que buscases a las personas que encajasen contigo. No intentes ser uno más, simplemente sé tu mismo. Y si no encajas, no pasa nada, hay mucha gente ahí fuera que merece la pena, simplemente hay que tener paciencia para encontrarlas.
Personas que sólo con miradas sean capaces de leer la mente, silencios que digan todo, mensajes que te hagan sonreír, sonrisas que se contagien, besos que te hagan sentir viva y gilipolleces que te gustan pero que digas odiar.
Joder yo tengo la gran suerte de tener personas asi en mi vida. Realmente me considero una afortunada.

viernes, 7 de agosto de 2015

Más mierda para vuestros ojos escrito desde un corazón roto

Prefiero mil palabras a un silencio eterno.
Prefiero que me destrocen gritando lo que sienten a que no digan nada.
Que me odien por alguna razón  y me lo digan, que me lo digan tan alto como su voz se lo permita. Pero odio el no oír nada al otro lado de el teléfono, ese silencio que deja mella.
Sólo, tan sólo no quiero oír palabras que no digan nada y silencios que lo digan todo.
Que me demuestren quiénes son y cómo soy yo a sus ojos.
Atravesar su locura, sus silencios más bonitos sin que sean incómodos.
Pero odio, realmente odio la sensación de que nunca podré ser feliz, que mi vida dependa de un número, de limitarme a mi misma y de que me domine una vocecilla que me diga que todo saldrá mal cuando ni siquiera sé de que van las cosas.
Y es cierto, nuestra vida esta llena de subidas y bajadas, escalones que debemos superar, y que es jodidamente difícil que siempre sea una línea en picado a las más absoluta mierda.
A pesar de saber esto, a pesar de "superar" todo lo dejado atrás no soy capaz de disfrutar en su totalidad de las cosas, siempre estoy al acecho de que algo o más bien alguien me ataque y vuelva al punto de partida. Como si todo lo pasado, todo lo recorrido y todas las lágrimas derramadas fueran en vano.
Por ello, seré siempre la chica que sonríe pero que no es realmente feliz.