El brillo de tus ojos, los que muchos caracterizan como un reflejo producido por la luz, pero yo se que indican mas, algo tan simple no puede estar en una persona tan complicada. Cada acto que produces tiene detrás una explicación.
Nos encontrábamos solos en una habitación llena de gente. Pero a pesar de aquel cúmulo de personas, solo teníamos ojos para ambos.
Se veía estúpida la manera en la que ambos nos mirábamos y nos reíamos por cualquier cosa. El pique constante que hacia que me levantara y me fuera y que tu tiraras de mi hasta que yo quedaba encima tuyo, a pocos centímetros de poder rozar tus labios.
Nos miraban, todas las personas de la habitación nos miraban, notaba sus miradas, parecía que ambos éramos la atracción principal de aquel lugar. Pero me daba igual, solo y únicamente tenía ojos para el y para contemplar como sus ojos se achinaban cuando sonreía mientras me miraba.
Había momentos en los que tenerle cerca me inquietaba, que sus extremidades rozaran con alguna parte de mi cuerpo mientras compartíamos algún cojín, sentir aquella presión en el estomago era reconfortante, pero me hacia sentir cierta inseguridad.
Y en uno de esos silencios cuando nadie sabia que decir, sentía la necesidad de juntar sus labios con los míos y romper aquella distancia de centímetros que a veces me parecía de kilómetros. Pero la valentía nunca llegaba en aquel momento, y el tiempo transcurría con velocidad. Al final cada uno nos íbamos por nuestro lado con la esperanza de que en algún momento, alguno se girara y se abalanzara contra el otro.
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